El cuestionamiento acerca del qué nos deparará el futuro parece intrínseco en la mente humana, creando ilusiones más o menos realistas a partir de la base histórico cultural actual que nos sirve de contexto. Es por ello que el futuro idealizado varía enormemente en función del momento histórico.
A la hora de imaginar una evolución de la educación prolongada en el tiempo, podemos obtener ciertas ideas basadas en las cuestiones que actualmente generan más preocupación. Es por ello que a continuación detallaré como creo que avanzará este aspecto de la vida que tanto nos interesa en el espectro de 30 años.
Como he comentado creo que las cuestiones de más relevancia y debate actual se verán desarrolladas de forma significativa en pro de obtener la normalidad. Con ello me refiero principalmente al aspecto del feminismo que buscará establecer un modelo sin preferencias de género que poco a poco se está consiguiendo, y sobre todo respecto a la atención a la diversidad en su forma más global, normalizando la diversidad con el objetivo de que no existan diferencias jerárquicas y exista una mayor adaptabilidad.
De esta forma se dará una mayor importancia a la inteligencia afectiva y social y demás inteligencias ciertamente menospreciadas a día de hoy, creando vías de desarrollo de las mismas más profundas que incluyan distintas competencias.
A su vez se dará al educador la importancia que merece en la sociedad, siendo una profesión más exigente pero mejor recompensada al comprender su labor en la evolución de la comunidad. Esto es ciertamente utópico pero en este blog no caeremos en aspectos más depresivos. También se normalizará el empleo de los nuevos dispositivos electrónicos como algo que complementa nuestras habilidades humanas.
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